Portada Blog 21 Nov
La clostridiosis bovina es una enfermedad catalogada como endémica, es decir que se presenta de manera constante en los animales del territorio nacional. Además, es la causa principal de enfermedades que impactan en la mortalidad entre el 90% hasta 95% del ganado bovino. En la mayoría de los casos, este problema se manifiesta como brote, es decir, se presenta de manera repentina en una gran cantidad de animales. Es de difícil diagnóstico y tratamiento, ya que progresa de manera muy rápida, lo que impide cualquier intervención médica pues pocas veces se observan signos clínicos y en la mayoría de los casos, las muertes son repentinas.
La clostridiosis es producida por bacterias que se caracterizan por ser bacilos Gram positivos, anaerobios y esporulados, lo que quiere decir que pueden permanecer en el suelo de los ranchos por largos periodos de tiempo, gracias a dicha característica, que es una forma resistente que representa un riesgo potencial permanente.
Las bacterias causantes producen unas esporas muy resistentes que se encuentran diseminadas por todo el entorno y que pueden entrar fácilmente en el organismo través de una herida o cuando el animal está pastando. Para cualquier ganadero, seguramente, uno de sus principales objetivos es mantener a sus bovinos en las mejores condiciones y libres de enfermedades. Una vez que se encuentran en las condiciones necesarias para reproducirse, forman toxinas que enferman al ganado y causan severas lesiones, a menudo latentes, que pueden afectar los músculos, el intestino y el hígado.
Los clostridios son uno de los patógenos que se encuentran en todo el mundo y afectan continuamente a un gran número de unidades de producción. Las consecuencias de este desorden generan importantes pérdidas que a menudo pueden prevenirse.
Los signos clínicos dependen del tipo de bacteria implicado o sus toxinas producidas, pero en forma general, aunque existen una serie de factores o condiciones que favorecen la presencia de clostridiosis bovina. Por ejemplo:
1- Deficiente consumo de calostro / alimentación.
2- Malas prácticas de manejo.
3- Vacunación deficiente.
4- Hacinamiento.
Todos estos factores o condiciones hacen que cualquier animal sano sea predisponente a estas enfermedades en cualquier etapa de su vida. Sus principales signos clínicos observables dependen del tipo de bacteria o de sus toxinas producidas observando lo siguiente:
1- Aumento de temperatura y cambio de comportamiento.
2- Pérdida de peso por reducción del consumo de alimento.
3- Rigidez muscular en quijada, cuello o generalizada.
4- Muerte súbita en animales aparentemente sanos.
5- Letargo o abatimiento, muerte 6 a 24 hrs.
6- Hinchazón en la pierna o del hombro, con una sensación de crepitación cuando se presiona la piel.
7- Cojera aguda.
8- Rigidez localizada.
9- Espasmos musculares.
10- Orina de color rojo oscuro.
Prevención / curación
Debido a la rapidez en que actúan estas enfermedades, sus signos clínicos evolucionan tan rápidamente que escasamente se pueden tratar con antibióticos, antiinflamatorios, ya que una vez instauradas el tratamiento es impráctico y se vuelve muy costoso además de que pocas veces funciona. La prevención siempre será la mejor opción, estas se basan en aplicar buenas prácticas de manejo, higiene en las herramientas utilizadas durante la aplicación de medicamentos o la realización de procedimientos médicos, manejos en los destetes y alimentación, así mismo la vacunación es de los principales pilares fundamentales para la prevención de las infecciones causadas por clostridios.
Se recomienda vacunar becerros a partir de los 2 meses de edad, a vacas gestantes ya que la protección también se transmite a través del calostro de vacas vacunadas a sus crías y el ganado en general de manera anual o cada 6 meses dependiendo la zona y las incidencias del lugar. La vacunación es una estrategia segura, económica y fiable para prevenir la clostridiosis.
Existen diversas combinaciones de vacunas contra clostridios que ayudan a proteger al ganado bovino contra estas bacterias mortales. Puesto que la clostridiosis suelen afectar a los terneros más sanos y de crecimiento más rápido, ya en los diferentes sistemas de mayor producción, su impacto económico puede ser devastador.
Con la muerte de un becerro de 1 año sería posible inmunizar (vacunación y revacunación) a más de 300 cabezas de ganado. La única manera de controlar este problema es realizando la vacunación preventiva del mismo. Existen vacunas muertas (bacterinas), monovalentes (un solo clostridio), polivalentes (más de un clostridio) y combinadas (con otros antígenos bacterianos). La elección del tipo de vacuna será de acuerdo con la incidencia de los distintos tipos de afecciones que se desee prevenir en cada sistema de producción.
Las clostridiosis son enfermedades producidas por toxinas de bacterias del Genero Clostridio. Pueden producir distintos tipos de afecciones y se clasifican de acuerdo con los cuadros clínicos que producen en gangrenas, enterotoxemias y enfermedades que afectan al sistema nervioso.
Estas bacterias se encuentran en el suelo y en el intestino de los animales, por lo que están presentes en todos los predios. La única manera de realizar un buen control y prevención es a través del uso adecuado de vacunas.
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